Desde hace dos años, cuando empecé a estudiar psicología,
dos palabras rondan una y otra vez por mi mente, amor y odio.
Dos sentimientos tan fuertes que escapan a nuestro control,
y que están separados por una delgada línea. Desde la parte puramente
psicológica, el amor realmente es un sinsentido, ya que provoca un estado en
nuestro cuerpo parecido al que sentiríamos con la ingesta de determinadas
drogas, y en esencia es eso, nuestro cerebro segrega endorfinas que atacan
directamente a nuestro centro del placer, manteniéndonos en ese estado de
trance temporal, que produce el amor. En cuanto al odio, llega a producir un
bloqueo emocional, que nos impide razonar objetivamente acerca del verdadero
origen de ese sentimiento, en realidad, físicamente se produce una secreccion
de adrenalina que bloquea la generación de las maravillosas endorfinas.
Todo este rollo teórico para que? Porque me extraña la
facilidad del ser humano para pasar de un estado a otro con tamaña facilidad,
nuestro cuerpo hace caso a nuestro cerebro para producir el estado
completamente contrario al que teníamos momentos antes.
Y lo más curioso, es que este cambio en realidad se produce
como mecanismo de defensa, para evitar sentir dolor por lo que nuestros ex
puedan hacer en el futuro, les odiamos de antemano y así nos vemos libres del
yugo de su recuerdo. Esto, que puede parecer frio y calculador, no es más que
un mecanismo lógico, que a veces descoloca a la persona odiada, ya que esta
queda en un estado en el que sabe que no ha hecho nada malo(sea el dejado o el
que deja)pero a modo de autoflagelación, busca algo malo que ha hecho en el
pasado.
To be continued...